Alberto Otero rezuma ganas e ilusión a partes iguales. Jugó hasta los 44 años, presume de no haberse perdido ni un solo entrenamiento y ahora, olvidada su faceta como futbolista, obtiene el Nivel 2 de Técnico Deportivo con CENTED para proseguir su andadura en los banquillos. El Sporting Vilamarín, donde colgó las botas, le dio la oportunidad de foguearse como entrenador en su equipo filial. Con el esperado retorno del fútbol sénior, Otero espera engrosar su trayectoria y mantener vivo el entusiasmo que transmite por el deporte.
Pregunta: Llevas toda la vida ligado al fútbol.
Respuesta: Es una pasión que tuve siempre, lo vivo de más. Debutar como profesional hubiese sido mi sueño, pero no tuve ni la calidad suficiente ni la oportunidad necesaria. Siempre jugué en Ourense. Empecé en el Atlético Orense y pasé por el Puente, tres años en el Vilariño, una maravilla de equipo, Palmés, Amoeiro o Sporting Vilamarín. Jugué hasta los 44. Cuando ascendimos a este último club, que empezó de cero, dejé el equipo.
P: Militar en un conjunto sénior a esa edad es la demostración de amor más pura que puede haber por un deporte.
R: Solo te diré una cosa: hasta el día que parió mi mujer fui a entrenar. Le dejé el teléfono del presidente por si hacía falta que lo llamase. Nunca falté a una sesión. Me gusta estar físicamente bien, de hecho todavía sigo haciendo deporte. Tuve que dejar el fútbol porque ya rompía mucho atrás. La gente joven no tiene ese ímpetu, y eso que los campos no son los de antes. Lo tienen todo y han perdido las ganas. Mi hijo mantiene una ilusión tremenda por jugar, pero quizá se debe a que vio un ejemplo en casa. Cuando yo estaba en el juvenil del Puente, suponía un orgullo que me llamase el primer equipo, un premio. Ahora, parece que, como tienen a sus amigos en un equipo, no quieren subir con la categoría superior. Es distinto.
P: ¿Cuándo surgió tu inquietud por querer formarte como técnico?
R: Cuando era jugador, siempre me fijaba en los entrenadores. Pensaba: “Oye, podíamos formar de esta manera…”. Hasta en los entrenamientos me gustaba ganar, me comía mucho la cabeza. Cuando dejé de jugar, el presidente del Sporting Vilamarín me ofreció la posibilidad de coger al filial. Cada vez me llama más entrenar. Significa seguir vivo en el mundo del fútbol.
P: Ya has obtenido el Nivel 1 de Técnico Deportivo en Fútbol con CENTED y ahora estás inmerso en el 2. ¿Qué ha sido lo mejor?
R: Tenía claro que quería sacar los cursos, y con la pandemia y la suspensión del fútbol aficionado pude hacerlo más tranquilo. Algún equipo me llamó para entrenar, pero entre el trabajo y los Niveles ya tengo bastante (risas). Te cambia la mentalidad por completo: la planificación de entrenamientos, la organización de una temporada, el trato con los jugadores… Los profesores que tenemos son un lujo. Me parecen buenísimos. El tema psicológico parece una tontería, pero es impresionante lo importante que es.
P: ¿Prefieres el fútbol base o el de competición?
R: Me llama más el fútbol sénior. Es cierto que hubo varias personas que me dijeron que, si entrenas a niños, te acaba gustando por lo agradecidos que son, pero me tira más la competición. Me gusta ganar. Coincido con mi compañero Pablo Gil, con el que también charlasteis en centedformacion.com: en el fútbol de cantera tienen que estar los mejores entrenadores. Y los clubes no suelen hacerlo.
P: Por último, ¿hay algún técnico al que tomes como referencia?
R: Prefiero el estilo asociativo. Pep Guardiola, por ejemplo, es un icono. También me encanta Xabi Alonso. Me inculcaron el correr todo el tiempo en los entrenamientos cuando era joven, pero todo ha cambiado mucho. El fútbol es para jugar con balón.
Grande Otero !!
Un grande dentro y fuera de las aulas, y los terrenos de juego!